Fin del mundo...

Fin del mundo...

viernes, 28 de mayo de 2010

IV. ESCRIBE UN DIARIO. Ser agradecidos (FINAL).

Llevar un registro de las actividades diarias que recuerden las cosas buenas que has recibido o que te han sucedido desde el espacio del agradecimiento, en una magnifica practica que te facilitará el acceso a una forma de vivir más feliz. El reconocimiento del agradecimiento que has recibido de otras personas provoca la aparición de sensaciones bondadosas que te harán ver el mundo de una manera positiva en lugar de mirar continuamente por el tubo de la negatividad que solo te aportara ansiedad y sufrimiento.

Cuando sucede un acontecimiento negativo y lo resolvemos de alguna manera, si escribimos como lo hemos resuelto, se activa una memoria sobre el camino positivo que hemos seguido. Este proceso es como un entrenamiento para la memoria positiva y posteriormente, cuando vuelva a producirse un fenómeno adverso, tendremos en la mente un mapa o un canal por el que nos será mucho más fácil resolver el nuevo acontecimiento negativo.

Por ejemplo, escribir como hemos resuelto un problema de salud, de exceso de peso, tabaquismo, etc., nos da puntos de referencia para enfrentarnos a nuevos desordenes. Resulta sorprendente comprobar los buenos resultados que se obtiene siguiendo esta pauta de escritos diarios sobre lo que hemos hecho para salir del problema en cuestión.

Leyendo en voz alta lo que hemos escrito provoca una sensación de euforia que se proyecta sobre nuestra personalidad y posteriormente se manifestará en un trato afectuoso hacia los demás.

Si te cuesta mucho esfuerzo escribir un diario sobre acciones relacionadas con la gratitud, intenta practicar la gratitud verbalizada: cuéntale a alguien las cosas buenas que te han sucedido durante el día anterior, o expresa tu gratitud a quien nunca has dado apropiadamente las gracias.

Piensa durante unos momentos en esta frase:

“Gracias por haberme dado tanto dolor; gracias a ello he podido conocerme mejor y sentir compasión por ti”.

viernes, 7 de mayo de 2010

III. PREGUNTATE. SER AGRADECIDOS (CONTINUACIÓN)

Cuando hablamos de consciencia no solo nos referimos a un estado de observación a través de los cinco sentidos, (que son una ventana de nuestro cerebro abierta al mundo), capaces de suscitar pensamientos y emociones, (lo cual está muy bien siempre que uno no se limite tan sólo a mirar, hipnotizarse y rellenar el tiempo de nada).

La consciencia a la que nos referimos es aquella que puede evaluarse y ofrecer valores útiles. Por eso, en oriente, los buscadores del conocimiento, concretamente en la meditación Zen, desarrollaron un sistema de preguntas cuya finalidad era, además de mejorar la conciencia propia, proyectarla hacia fuera. Los llamaron “koans”. Cómo esta forma de enseñanza ha quedado algo anacrónica, propongo otro tipo de preguntas de utilidad inmediata y con el poder para transformar la consciencia.
La meditación debe tener una finalidad útil. Estoy en desacuerdo con la enseñanza que predica: “se ha de meditar sin finalidad, pues sino estarías buscando un deseo y en el mundo del espíritu el deseo es la fuente de todo sufrimiento”. Eso está muy bien para el mundo del espíritu, pero aquí estamos en el de los vivos; pretender acceder a ese mundo “espiritual” es tan útil como los que meditan con los ojos idos y la cara lánguida y recitan cosas como:”somos el reflejo de un rayo de luz cósmica, y ahora vamos a ver como una luz dorada penetra por la coronilla y recorre todo nuestro cuerpo”. Solo me falta oír por dónde sale… Una cursilería.

Vamos a describir tres preguntas que te puedes hacer de vez en cuando y que desarrollarán tu capacidad de empatía, compasión, ecuanimidad y otras muchas cualidades positivas que serán de gran utilidad para ti y para los demás.

1º. ¿Qué hizo alguna persona por mí en aquella ocasión o durante cierto tiempo?
2º. ¿Qué hice yo por esa persona?
3º. ¿Qué problemas le pude haber causado?

La primera pregunta implica un grado de grado de reconocimiento y una toma de conciencia que nos sitúa en una posición de humildad. En el mundo materialista actual vemos como pasamos por delante de todos los bienes que nos da la sociedad; familia, amigos, sistema social, etc., y no nos paramos ni un instante a evaluarlos. Es como si todo el bienestar que nos rodea cayera de los árboles como las frutas maduras. Todo lo damos por sentado, diciéndonos: “por supuesto que me merezco esto, eso y aquello”.

La segunda fomenta la toma de conciencia. La sensación de duda positiva que aparece a continuación te hace sentir que creces dentro de ti mismo, pero también puede hacerte consciente de tu ingratitud. Esta última sensación te encoge el corazón y serás consciente del “peso y volumen” de tu ingratitud. ¿Sabes ser agradecido? ¿Has devuelto de alguna manera el favor recibido?

Y, la tercera está relacionada con la emoción que deja en el alma el hecho de no haber cumplido, y del daño físico, moral o espiritual que pudiera haber causado mi indiferencia a otra persona.

Hazte estas preguntas en primera persona, y comprenderás que el mundo entero y tu vida en él no son más que entrenamientos para que durante lo que dure tu existencia puedas llegar a sentir la conciencia:

¿Qué ha hecho mi discurrir por la vida con mi conciencia?
¿Qué ha hecho la conciencia por mí?
¿Qué problemas he causado a la posibilidad de descubrir mi conciencia?

La finalidad para la que hemos sido creados es descubrir la conciencia durante la vida, sin conciencia sólo somos un mecanismo biológico dentro de la evolución natural.
Hemos nacido para ser conscientes de nuestra conciencia.